Andragogía y Aprendizaje
Principio de la Andragogía
Knowles (1970) es considerado el padre de la educación de adultos por elaborar una teoría de la andragogía más acabada, la considera como "El arte y la ciencia de ayudar a adultos a aprender"
Precisando que el proceso andragógico es el conjunto de fases o etapas por las que transcurre la educación del adulto, se requiere resumir las exigencias antes expuestas, que requieren el empleo en este proceso de un conjunto de métodos, recursos y procedimientos que al interactuar determinan la manera de orientar el aprendizaje, que debe estar centrado en las experiencias, necesidades y aspiraciones del participante adulto. Esencialmente este trabajo se referirá a dos principios operativos básicos: el de horizontalidad y el de participación de quienes intervienen en las actividades correspondientes para el logro de los objetivos propuestos.
- Horizontalidad: Es uno de los principios fundamentales de la operatividad andragógica. Se refiere a la existencia de una relación amplia entre iguales, en la que se comparten activamente, actitudes, actividades, responsabilidades y compromisos orientados básicamente hacia el logro de objetivos y metas factibles.
En el modelo andragógico no puede ponerse en práctica el proceso de enseñanza-aprendizaje, de amplia validez en Pedagogía, sino el de orientación del aprendizaje; según esta posición, el participante tiene que aprender a aprender, desarrollar habilidades y destrezas para intervenir de manera exitosa en su educación.
Como la Andragogía centra sus objetivos en el aprendizaje y no en la enseñanza, el adulto que aprende es el punto donde convergen todas las actividades que conforman el proceso educativo correspondiente.
- Participación: Es otro de los principios básicos del quehacer andragógico. El término participación significa: (1) acción y efecto de participar. (2) Intervención de los miembros de un grupo en la gestión del mismo. La participación debe entenderse como la posibilidad de realizar, conjuntamente con otros, una determinada actividad. Es la manifestación del deseo de compartir algo con alguien. Puede interpretarse como una acción de dar y recibir.
Es la acción de tomar decisiones en conjunto o tomar parte con otros participantes en la ejecución de tareas. El papel que le corresponde desempeñar al participante adulto va mucho más allá de ser un simple receptor, memorizador y repetidor de conocimientos durante el proceso de aprendizaje; la participación permite el análisis crítico de cualquier situación o problema que afecte en forma significativa el contexto del aprendizaje correspondiente.
Lo anterior permite afirmar que los principios de horizontalidad y participación constituyen los fundamentos andragógicos de mayor relevancia en el proceso de orientación-aprendizaje del adulto.
El andragogo-facilitador-orientador
En el proceso andragógico los implicados, a diferencia de otros sistemas donde la atención primaria recae sobre el tutor, comparten responsabilidades en cuanto a la formación propia y colectiva.
Los componentes personales principales del proceso andragógico son el participante-aprendiz y el facilitador-andragogo-orientador. En relación con estos dos términos, básicos para los fundamentos de la ciencia andragógica, Alcalá opina lo siguiente: “Los integrantes del proceso andragógico son el Facilitador y el Participante.
- El Facilitador orienta el aprendizaje del adulto, tratando de vincularlo a las necesidades de éste con los conocimientos y los recursos pertinentes, de manera oportuna, efectiva y afectiva. Debe estar sólidamente preparado para facilitar el aprendizaje.
- El Participante es el eje del proceso andragógico. Es un adulto que está orientado, asesorado y con experiencia suficiente para administrar su propio aprendizaje” (A. Alcalá, 1995, p. 11).
El concepto andragógico de fenómeno educativo está relacionado con la existencia de un amplio proceso fundamentalmente participativo, comunicativo, dialógico y democrático, que involucra a todas las personas del grupo correspondiente. De esto se deduce que la interacción facilitador-participantes debe estar inspirada en el respeto mutuo, en la igualdad de derechos y deberes y en la conveniencia de ser desarrollada en un ambiente de plena libertad y responsabilidad bien entendida.
El proceso de confrontación de experiencias entre el aprendiz y su facilitador, consiste fundamentalmente en el hecho de que el participante puede sustentar criterios diferentes y opuestos a los que sostiene quien funge como docente. Este último, debe cuidar solícitamente la racionalidad, permanencia, actualización y objetividad de las fases que conforman el aprendizaje para lo cual estará siempre dispuesto a la orientación, la discusión y la crítica constructiva y oportuna.
La Andragogía determinó el surgimiento de un educador de adultos diferente al tradicional, en el cual se observa un conjunto de características que lo distinguen como docente del aprendizaje; de ellas en este trabajo, sólo se analizarán las de mayor relevancia.
El andragogo-facilitador-orientador socialmente es un líder democrático, comprometido con las sentidas aspiraciones de su entorno, es comunicador, dialógico y compañero, considera al ser humano como ente creativo, es liberador, y, por lo tanto, analítico y crítico; es sociable y sabe compartir el liderazgo, compromete al participante en el proceso de aprendizaje, pero sobre todas las cosas es un constante explorador de los mundos de la invención y la reinvención, es también un adulto aprendiz.
Alcalá (1997) hace una propuesta más abarcadora y conceptualiza con mayor profundidad su concepción y explica que la praxis andragógica es "Un conjunto de acciones, actividades y tareas que al ser administradas aplicando principios y estrategias andragógicas adecuadas, sea posible facilitar el proceso de aprendizaje en el adulto"
Lo anterior permite conceptualizar al andragogo como conductor democrático de su grupo social y facilitador del aprendizaje por medio de estrategias de participación y horizontalidad tales que permitan orientar al adulto aprendiz a gestionar personalmente su propio proceso educativo.
Adam al pronunciarse con respecto al andragogo, afirma: “El tradicional concepto de uno que enseña y otro que aprende, uno que sabe y otro que ignora, teóricamente deja de existir en la actividad andragógica, para traducirse en una acción recíproca donde muchas veces es el alumno el que enseña y el maestro el que aprende”.(F. Adam, 1977). De aquí se puede inferir que la Andragogía derrumbó el mito de que el saber es sólo propiedad del profesor. Con este nuevo enfoque, se desmoronó el estatus del profesor considerado erudito y poseedor exclusivo del conocimiento y, al mismo tiempo, finalizó para siempre el rol del alumno, como persona ignorante, inactiva, tímida, receptiva, sumisa y fiel repetidora de todo lo expresado por el docente.
El andragogo o facilitador de los procesos de aprendizaje de adultos debe ser un profesional con formación en el campo científico, tecnológico y humanístico, combinado con una profunda madurez humana que le permitan relacionarse con sus semejantes, abriendo la posibilidad de transmitir sus conocimientos y motivar el crecimiento humano-personal de los mismos. En este ámbito, debe ser un profesional con formación pedagógica y andragógica.
En esencia, en su labor, el andragogo requiere un adecuado manejo de métodos, técnicas de aprendizaje, diseño de currículos y sistemas de evaluación que faciliten el logro de los objetivos planteados en los sistemas de formación humana. Las siguientes líneas centran su atención en describir las funciones del andragogo.
Bibliografías
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Por: Efrain Stilson Ramos- Universidad del Istmo (UDI)
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